El descubrimiento de la penicilina se produjo de forma casual.
Fleming estaba trabajando con unas bacterias llamadas estafilococos dorados, casualmente, descubrió que éstas eran destruidas por un hongo muy común originado por la descomposición de ciertas sustancias. El científico británico descubria así, sin proponérselo, el poder bactericida de este moho llamado Penicillium Notatum. Fleming no se imaginaba en ese momento que esa casualidad se convertiría en un remedio universal contra muchas enfermedades microbianas y que salvaría millones de vidas a lo largo de la historia.
Penicillium notatum. |
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